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Los grandes diseñadores de productos diseñan grandes experiencias. Aunque pueda parecer contradictorio, un enfoque útil en el diseño de un producto físico es considerarlo como una serie de experiencias.

Más que pensar en el resultado como un objeto, un enfoque basado en la experiencia ayuda a redirigir la atención a cómo se utiliza un elemento y qué beneficios puede proporcionar al usuario. Ser propietario de una máquina de café significa disfrutar del café, no tener un par de kilos de metal y plástico en el banco de la cocina.

Hay una gran variedad de experiencias o interacciones que un usuario tiene que descubrir, seleccionar, utilizar, incluso que olvidar. Todo tiene un impacto positivo, neutral o negativo en el sentimiento que nos provoca la propiedad y / o el uso del artículo. Incluso los actos de llevar el artículo a casa desde la tienda y el ‘unboxing’ son oportunidades para involucrar al nuevo propietario, que refuerzan el sentimiento de que han hecho una gran elección, y gracias a ello los fabricantes ganan un fan.

Los diseñadores suelen utilizar los mapas de usuario como una herramienta para capturar y seguir todos los puntos de contacto que se anticipan a los que los clientes se encontrarán a lo largo de la experiencia de compra. Hace muchos años, Jan Carlzon, entonces presidente de Scandinavian Airlines, escribió acerca de estos puntos de interacción como los «momentos de la verdad». Aunque no es una herramienta tradicional para el diseño de los productos físicos, los mapas de usuario que identifiquen los puntos de interacción y la evaluación de cada uno de ellos puede ser muy útil.

Producto = experiencia es una metodología útil para los diseñadores industriales. Pensar en términos de experiencia y pensar «más allá del producto» ofrece otra visión para los diseñadores de cara al desarrollo de un concepto, y puede ayudar a descubrir oportunidades adicionales para proporcionar valor al usuario.